jueves, 3 de marzo de 2011

Cerro con Broche de Oro. (parte 2) .18

Mientras más nos acercábamos parecía escucharse el sonido del agua, una laguna? No sonaba más fuerte…
Pronto nos encontramos frente a una enorme cascada, con una lago, había gente bañándose en el agua y millones de carpas, la luz de las fogatas y los últimos rayos de sol que ya se esfumaban iluminaban el lugar, de algún sitio provenía la canción california gurls de Katty Perry luego note que venía de una camioneta con el equipo de sonido a todo volumen. La cantidad de personas era impresionante y todos eran jóvenes no había ni un solo adulto, parecía una fiesta.
-Que es este lugar? – pregunte
-Te gusta?
-Si es genial!! Como lo descubriste?
-Me lo dijo un amigo, los dos venimos aquí cuando queremos desestresarnos
-Aquí te quedas a dormir?
-Sí, es genial no?
-Si! Esto explica mucho – Se rio – Eso quiere decir que no estás en drogas?
-Emm… - se rasco la cabeza nerviosamente – Yo no dije eso – señalo a un grupo de chicos y chicas fumando algo de una extraña pipa roja.
-Ah – eso me decepciono un poco, ya había empezado a emocionarme – De todos modos no es como me lo imaginaba.
-Me imagino que no
-ARMANDO!! – Unos chicos que se encontraban bailando bajo unas rocas cercanas a la cascada lo estaban llamando – QUIEN ES LA NUEVA!!?
-NO NO, SOLO ESTA DE VISITA!! – respondió
-TE VAS!? –pregunto uno de los chicos a lo lejos.
-SI PERO VENDRE EL FIN DE SEMANA A VISITARLOS!! – se volvió a mi – Me ayudas a recoger mis cosas?
-Claro… Cuál es tu tienda?
-Aquella de allá – señalo una tienda verde grande, nos dirigimos allá. Al entrar a la tienda note que había tres sacos de dormir
-Quien más duerme aquí?
-Yo, un chico y otra chica
-Amm… En que te ayudo?
-Nada yo puedo – tomo unas cuantas camisas del suelo, dos pantalones y los metió como pudo en un bolso.
-Te molesta si pregunto de donde salió este sitio?
-No claro que no – respondió, tratando de forzar el cierre del bolso para que cerrara – Unos chicos lo descubrieron y fueron contándole a más y más gente hasta que se convirtió en esto. – Se detuvo un momento y luego continuo – Pero ahora estamos tratando de guardarlo en secreto para que no se convierta en tanta gente.
-Demasiado tarde para eso no? – se rio un poco – Porque no quieren que nadie mas sepa?
-Porque nos podrían descubrir las autoridades y entonces se acabaría la diversión.
-Cierto, y Daniel, Alex y Cristina saben de este lugar?
-No, con lo aburridos que son ellos, mas bien no sé si estoy haciendo bien en traerte a ti – bromeo
-Ay no seas idiota!, yo también puedo ser divertida
-Si me imagino que debe haber una Rebequita alocada debajo de toda esa actitud seria, no?.
-Sí, si la hay.
-Y yo – me susurro al oído al pasar a mi lado – me voy a encargar de sacarla.
Cuando estábamos por salir de la tienda otro chico apareció.
-Hey Armando, ya te vas tan rápido?.
-Emm si me tengo que ir, ya me están buscando.
-Pero quédate un rato mas estamos haciendo parrilla, si quieres invita a tu amiga?
-Bueno, quieres? - Mire la hora eran las siete, sabía que no debía quedarme más tiempo porque me estaban esperando pero acepte, definitivamente el comentario de la Rebecca alocada me había afectado
-Sí, pero primero déjame enviarle un mensaje a Daniel.
-Te espero afuera
Armando y el otro chico abandonaron la tienda, tome mi celular y le escribí a Daniel *Vamos a tomar algo regrésense a casa te aviso cuando valla para allá*No me gustaba mentirle de esa manera, pero era un mal necesario. Enseguida me llego un mensaje de respuesta:
*Ok. Hazlo entrar en razón te espero en mi casa. Tqm*.
Hacerlo entrar en razón… Eso es lo menos que estaba haciendo.
Cuando salí de la tienda sonaba la canción replay de lyaz, una de mis favoritas, Armando y un grupo de chicos estaban sentados alrededor de una fogata, cuando me vio empezó a llamarme, me dirigí tímidamente hacia la fogata.
-Ok chicos – Armando se levanto y puso sus manos en mis hombros para presentarme – Ella es Rebecca. – Todos me recibieron con un cálido “hola” – Rebecca ellos son Sean – Señalo al chico que había entrado antes en la tienda, parecía de procedencia asiática – Ty – señalo a otro chico con un resaltante peinado tipo afro –Las gemelas Mandy y Sandy – Las dos chicas morenas idénticas saludaron de un modo tan sincronizado que daba miedo – Logan – Un chico rubio tomo mi mano y le dio un beso luego hizo una imitación de lo que debía ser un cumplido en francés, todos se burlaron de la ocurrencia (incluyéndome) - Y… ella es Tracey – La rubia apenas y movió los ojos para mirarme, su look playero me hacía sentir incomoda como fuera de lugar y su actitud me recordaba mucho a Brooks, después de acabar con las presentaciones Armando me susurro al oído – No le prestes atención, solo esta celosa – Me preguntaba celosa de qué? Pero no quise adentrarme más en el tema, me senté junto a los demás en el suelo.
-Entonces Rebecca… - Empezó Sean – Eres novia de Armando?
-Que!? No!, cielos no – respondí aturdida por la pregunta
-Pues ya le hace falta – Intervino Logan – Si sigue solo vamos a empezar a creer que es gay
-No seas imbécil!! – se defendió Armando, los demás estallamos en risas.
-Que son entonces? – Continuo Sean
-Emm… amigos – Estaba por explicar que era novia del primo de Armando para que no siguieran con las preguntas incomodas pero él me interrumpió.
-Sabias que fue Sean el que descubrió esta lugar?
-Enserio!? - lo mire sorprendida
-No de mentira! – agrego Tracey de manera sarcástica al mismo tiempo que remiraba los ojos.
-Lo siento – me disculpe arrepentida del comentario
-No te preocupes – Sean no parecía darle importancia a los comentarios de mal gusto de Tracey, ni siquiera un poco – Si yo lo descubrí, un día que me perdí en el bosque, por suerte tenía mi equipo de acampar y me quede aquí no tardaron en encontrarme, luego empecé a pensar en…
-Empezamos – Corrigió el chico del afro – a pensar en…
-Empezamos a pensar en – lo arremedo Sean – convertirlo en algo así como un club tipo discoteca junto a la playa.
-Yo traigo mi camioneta con la música y algunas veces un equipo de DJ – presumió Ty – Es que mi papa es DJ.
-Y nosotras –Comenzó Mandy – Decoramos todos el lugar – completo su hermana. Realmente la sincronización asustaba.
- Y yo traje mi presencia para que todos los demás quisieran venir – Bromeo Logan, Ty tomo un punado de arena del piso y se la tiro en la cara – Maldita sea mi ojo! – Nos reímos.
-Creo que acabo de tener un Deja vu – Le dije a Armando, supe que por un momento se volvió a sentir culpable, pero esa era la idea no quería que se le olvidara que yo estaba molesta con él.
-Por cierto – Comento Logan, aun quitándose la arena de la cara – Que te paso en el ojo?
-Te golpeo Rebecca? – Le pregunto en plan de broma Sandy, la que hasta ahora me parecía la más carismática de las gemelas, aunque era difícil saberlo, enseguida su hermana le lanzo una mirada matadora como regañándola por salirse del régimen, también se notaba que era la más sumisa.
-No… fue un… Tu sabes – Los demás asintieron en silencio, de seguro conocían su estado y se imaginaban lo que había pasado - No quieres bailar un poco – Me pregunto después de unos momentos para romper el silencio, Tracey despego la vista de sus uñas para fulminarme con la mirada.
-No gracias… no me gusta bailar – Mire de manera melancólica el grupo de chicos y chicas que se divertían bailando divirtiéndose en el agua.
-Yo te enseno – Por supuesto mi escudo protector contra la vergüenza salió a relucir.
-No, no quiero. – La canción cambio por “Like a G6 de eart fast movement”, cuando me voltee Ty estaba junto a la camioneta, seguramente había cambiado la canción a propósito por una mas bailable.
-Esa canción me encanta – Comento Armando incitándome a bailar - por favor vamos. – El resto de los chicos se fueron yendo a bailar. Solo nos quedamos Armando, Tracey, y yo…
-No, enserio no me hagas bailar.
-No importa vamos tu y yo – Se entrometió Tracey, por un lado si Armando se iba con ella me salvaba de bailar y pero si se iba me dejaría sola junto a la fogata eso si seria más vergonzoso.
-No ella no quiere tengo que hacerle compañía – Si hubiera podido en ese momento hubiera suspirado de alivio.
-Pero, dijiste que esa canción te encanta, a mi también vamos tenemos que bailar. – Antes de que Armando volviera a rechazarla apareció Logan.
-Vamos tu y yo dejemos a estos tortolitos a solas – La invito
-No es que… el…
-El nada, no quiere ir vamos – Logan se llevo a Tracey tomada de la mano, mientras esta tiraba miradas de duda hacia atrás donde estábamos nosotros. Nos habíamos quedado solos.
-Armando… - comencé – Te has salvado por la distracción del lugar y eso, pero tenemos una conversación pendiente. – Hundió la cara entre sus manos, al mismo tiempo que soltaba un suspiro de frustración.
-Ya veo por dónde vienes – susurro.
-Me entere de la bulimia y todo lo que te paso…
-Quien te conto? – Pensé que estaría molesto de que me hubiera enterado de su secreto pero parecía más bien relajado… o resignado?
-Me conto… Daniel – mentí. El asintió con la cabeza.
-Y… como supieron que estaba aquí?
-Cristina te vio una vez por aquí y le dijo a Daniel que viniera a buscarte. Nos separamos y yo te encontré…
-Cristina también me está buscando? – Pregunto esperanzado.
-No… Solo Daniel y yo – respondí al instante, no estaba segura de si hacia bien en no ilusionarlo, pero ya me había planteado la idea de no decirle que Cristina también lo había estado buscando.
-Claro… - Tomo un pequeño silencio de reflexión – Mira… -Continuo – Para empezar no quiero que tu ni los demás se molesten conmigo, ya se que estuvo mal ser bulímico pero era un inmaduro y un estúpido
-Eras un niño – Lo corregí por ser tan duro consigo mismo – No sabias lo que hacías
-Tal vez pero igual no debí hacer cosas como esas, yo sabía que vomitar no me gustaba, yo sabía que la droga era mala.
-Entonces por qué lo hiciste.
-Rebecca entiende! –Subió el tono de voz, pero sin perder la calma– Que si no lo hubiera hecho chicas como ella! – Señalo a Tracey – No me harían caso!
-Pero mira lo que paso, ahora tienes un problema con un vicio, te escapaste de tu casa nos tenias a todos preocupados, imagínate como debe estar tu madre?.
-Escucha – su tono de voz volvió a estabilizarse, se arrodillo frente a mí y me tomo de las manos. – Se que metí la pata hondísimo, y ahora me va a costar sacarla, pero sea como sea lo voy a hacer si?
-Ok – asentí – Pero yo te ayudare si?
-Ya me estas ayudando.
-En qué? – pregunte confundida
-Hablando de esto, prefiero conversarlo contigo que con mi madre regañándome e insultándome de vago, o con Daniel explicándome porque mis problemas son suyos también… - se quedo mirando al suelo – Gracias… supongo.
-De nada - Respondí por lo bajo. Nos quedamos en silencio un momento mientras yo buscaba la manera de comenzar con el tema de Cristina, había que hablarlo sin importar lo incomodo que fuera. A la final decidí que la mejor manera seria la directa – Todo por Cristina verdad? – dije viéndolo con preocupación
-Si siempre ha sido por ella, pero no se que pensara de mi ahora con todo lo que está pasando conmigo – dijo
-Si ella te hace sentir así y sufrir por ella , porque no buscar a alguien que de verdad te quiera .. Alguien en que en verdad puedas amar? – pregunte
-Porque me gusta…No, no me gusta… la amo, haría lo que sea para que se dé cuenta de cuánto la amo
-Recuerda que está tu primo en el medio - le recordé.
-Sabes que a estas alturas no me importa , no me importa si mi primo se molesta conmigo , solo quiero que ella me quiera ..
-Pero porque no buscar a alguien que te sepa querer y valorar de verdad?
-Donde voy a encontrar una chica así?
-Mira a tu alrededor!, date cuenta de que has cambiado, hay miles de chicas que se mueren por ti – Al decir esto ambos volteamos a ver a Tracey que seguía bailando, pero no había dejado de vernos de manera recelosa, Armando sonrió tímidamente.
-Sabes porque no me gusta Tracey? – Por que no le gustaría Tracey?, era la clase de chica que a cualquiera le gustaría, tenía todo lo que ellos buscaban (personalidad y físico), hasta ahora no me había preguntado por qué, pero ahora me daba curiosidad saber porque no habría de gustarle una chica así.
-Porque? – pregunte
-Porque es demasiado material, Se preocupa demasiado por lo exterior
-Acaso Cristina no es así? – Pregunte en plan de broma… Pero eso se lo tomo a lo serio
-Cristina es diferente – respondió con la mirada fija en la fogata que empezaba a apagarse, luego prosiguió – Ella no de las que no se dan cuenta que aun hay hombres que valoran lo de adentro – No podía negar que tenía razón - … Como yo – agrego tristemente.
-No sabía cómo darle aliento, si le decía que tratara de conquistarla dejaría mal a Alex y tal vez hasta a Cristina, y sin embargo sentía que si lo animaba a olvidarla se deprimiría más. No estaba yendo nada bien el trabajo de Dr. Corazón. – Trata de olvidarla–Le recomendé sin estar aun muy segura. Pero era lo mejor que podría hacer – No sé que mas decirte – Admití con sinceridad. -No digas nada… - Realizo un rápido movimiento, poniéndose por encima mi. A Tracey se le iban a salir los ojos, en menos de un segundo me sentí en las nubes pero algo me golpeo desde arriba y me hizo regresar, me sentí agobiada por el momento pero entendía la gravedad de lo que pasaba, aun así no hice nada, si… paso lo inimaginable, la conversación cerró con broche de oro. Armando me beso.

Cerro con Broche de Oro. (parte 1) .18

Hola chicas lamento haberlas tenido esperando, espero que les guste el capitulo lo hicimos entre maqui y yo, comenten si les gusto su manera de redactar o que tal les parecio el capitulo. FELICES CARNAVALES :D
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-Tenemos que ir a buscarlo – Me apresure a decir
-Pero hay un problema – Cristina
-Cual?
-Que no sabemos donde esta
-Que? Pero no y que sabían?
-No – explico Daniel – sabemos que puede andar sabes… drogándose pero no sabemos exactamente donde.
-Yo creo que se donde podría estar – Cristina parecía sumida en sus pensamientos.
-Donde? – Daniel dejo de idear planes para concentrarse en lo que decía Cristina.
-Una vez estaba en el carro con mi madre y lo vi con unos tipos en la parte trasera del viejo cementerio.
-Claro – Daniel hizo un gesto de, como no se me ocurrió antes? – Nadie va a allí
-Esperen – Interrumpí – Ese cementerio es enorme, además se conecta con un bosque podría haber ido hacia allá, como se supone que lo encontraremos.
-Nos separaremos – Daniel tomo las llaves decidido a ir al cementerio.
- Y si llamamos a Alex para que nos ayude a buscarlo? - La inocente pregunta de Cristina obtuvo como respuesta un gesto de negación con la cabeza de Daniel.
-No creo que sea buena idea. – Respondió desde la puerta ya abierta
-Bueno – Cristina bajo la cabeza en señal de resignación – Entonces vámonos – Tomo su inseparable cartera “Channel” y se dirigió al auto yo hice lo mismo.
Daniel se sentó en el puesto del conductor, yo como copiloto y Cristina atrás. Cuando estaba por arrancar tuve un mal presentimiento, uno de esos sentimientos que se sienten como un “Deja Vu” Como si ya hubiera pasado antes, de alguna manera pensé en Madam Berut y sus predicciones, tal vez fuera una estupidez dejarme llevar por un presentimiento a lo estilo “destino final”, pero con lo que había pasado no quise arriesgarme .
-Daniel, no crees que sería mejor que manejara Cristina? – Pregunte buscando una excusa
-No te preocupes yo puedo.
-Pero podría ser malo recuerda que aun te estás recuperando – insistí.
-Por favor es solo manejar!
-Si Daniel sería mejor que me dejes manejar a mi – Me apoyo Cristina
-Está bien – Daniel cedió – No discutiré por eso Ya tenemos suficientes problemas.
Daniel y Cristina intercambiaron de asiento y yo me senté atrás con mi novio. El carro se puso en marcha, Cristina encendió la radio para relajar el ambiente supongo, Daniel estaba sudando frio, le tome la mano, el aparto la vista de la ventana para fijarse en mi.
-Todo va a salir bien – Use el mismo tono de apoyo moral que las personas usaban conmigo cuando estaba deprimida por la muerte de Miranda.
-Gracias amor – Me dedico una sonrisa encantadora por primera vez en todo el día.
-Pero…No entiendo algo – Por lo menos me quitaría una duda – Que es lo que tanto les preocupa?
-Rebecca… - Respondió en un tono apagado – Podría suicidarse…
Caí en cuenta, no fue hasta escuchar esas palabras que me di cuenta de lo grave que era el asunto, Depresión mas droga igual a quien sabe que, un drogadicto desequilibrado podría intentar suicidarse, quien lo detendría, sentí que necesitábamos acelerar pero el semáforo estaba en rojo.
-Cristina acelera! – le grite en cuanto el semáforo se puso en verde. No me respondió pero me hizo caso.
El cementerio se encontraba en una zona rural algo apartado de la ciudad, por eso habían inaugurado uno nuevo con más espacio más cerca de la ciudad y este se había convertido en el antiguo y olvidado cementerio, la carretera estaba casi vacía con la excepción de una camioneta hummer en el canal de al lado, nos acercábamos a una zona de curvas cerradas así que mi sentido precavido salió a la superficie.
-Cristina baja la velocidad – Nuevamente Cristina obedeció sin decir nada.
El camino se fue tornando mas y mas estrecho hasta que los dos canales se convirtieron en uno solo, la hummer conducía ahora por enfrente de nosotros. Y de repente… en una milésima de segundo la hummer giro violentamente hacia la derecha dejando ver un accidente en frente de nosotros, por suerte Cristina giro igual de bruscamente como lo hizo la hummer y pudo esquivar a la patrulla que auxiliaba al otro accidente. Todo paso muy rápido el carro se detuvo en seco y nadie dijo nada, todos incluso afuera del vehículo todos estábamos en shock. Mi primera reacción fue preguntar si todos estaban bien, sobre todo Daniel.
-Están todos bien? – reconocí la voz masculina. Daniel me había quitado las palabras de la boca.
-Si – respondimos Cristina y yo al mismo tiempo. Era un alivio saber que ambos estaban bien.
Un hombre con uniforme de policía se acerco a nosotros lo oi decir “tenemos otro accidente, trae una ambulancia lo más rápido que puedas”.
-Están todos bien – Pregunto el oficial acercándose al auto.
-Si todos estamos bien – Respondió Daniel al mismo tiempo que se bajaba del auto.
-Bien muchacho necesito que me ayudes con el otro auto.
El otro auto, no había pensado en el conductor de la camioneta que se encontraba enfrente de nosotros, gire sobre mis rodillas para asomarme por el vidrio trasero del auto, la hummer se había estrellado contra una pared de tierra, entre el oficial y Daniel bajaban a una muchacha inconsciente del asiento del piloto, abrieron la puerta trasera y la acostaron allí, después de intercambiar un par de palabras Daniel regreso al auto, le dio unas cuantas vueltas asegurándose de que no se hubiera hecho alguna abolladura o rayón luego de estar seguro se subió esta vez en el puesto de copiloto.
-Está bien la otra chica – pregunte
-Si – respondió con tono sereno – solo se desmayo, la ambulancia viene en camino.
-Arrancamos? – Pregunto Cristina, aun le temblaban un poco las manos.
-Quieres que yo maneje?
-No yo puedo – el carro se puso nuevamente en marcha.
Todos asumimos nuestro natural silencio, tratando de concentrarnos de nuevo en Armando, sin embargo yo no podía sacármelo de la cabeza, estuve dándole vueltas y vueltas al asunto hasta que pensé en algo, Cuando sentí ese presentimiento extraño, si no hubiese dicho nada y Daniel hubiera conducido, tal vez hubiéramos chocado con la patrulla, señalando la velocidad con la que Daniel conducía y su terquedad cuando se le pedía que disminuyera la velocidad, tal vez si me hubiera quedado callada hubiera sucedido algo horrible, pero sé donde proviene ese presentimiento extraño, yo no era psíquica que supiera, sería el destino, dios, casualidad? Como podía estar segura, me limite a agradecer que las cosas hubieran salido bien. Pensando en esto el camino se me hizo más corto y llegamos al cementerio.
Ese cementerio me producía escalofríos, nunca en mi vida había estado allí ni siquiera años atrás cuando aun no producía tanto miedo, era un lugar lúgubre y frio, con un ambiente tan tenso que se podía cortar con tijeras, los hojas secas sobre el pasto desteñido provocaba un crujido impertinente y las copas grises de los arboles del bosque colgaban casi hasta el suelo como si de una larga y enredada barba de anciano se tratara, era uno de eso lugares sobre los que se corría miles de leyendas urbanas, uno de esos lugares que provocaba miedo en los niños. Pero no había tiempo para estupideces, teníamos que encontrar a nuestro amigo lo más rápido posible.
-Ok primero iremos hacia la parte de atrás donde lo vio Cristina para ver si esta allí – Comenzó Daniel poniéndose a cargo de la expedición.
Nos dirigimos hacia el fondo del lugar, pronto me fui acostumbrando al lugar, cuando llegamos a la parte trasera no había nadie, pero habían rastros de que habían estado por allí, Botellas de licor vacías, pipas de crack improvisadas, cajas de cigarrillos, toda clase de cosas…
Esto es repugnante – Comente mientras caminaba sobre el campo minado de toda clase de vicios que podían existir.
-Bastante – Corroboro Cristina.
-No tenemos tiempo que perder nos dividiremos – El estilo del liderazgo le sentaba bastante bien a Daniel. – Yo recorreré el cementerio ustedes dos vallan al bosque. – Se detuvo un momento como pensando si estaba bien mandar a dos chicas al bosque, pero sí quiso detenernos no pudo porque ambas nos adentramos rápidamente en el bosque.
-Tu ve a la derecha, yo iré a la izquierda – Señalo Cristina dejándome en el último cargo de la búsqueda.
Al separarnos empecé a sentir miedo, que tal si alguno se perdía, no habíamos elegido un sitio de encuentro, y que tal si la que se perdía era yo, no podría sobrevivir tres segundos sola, perdida, en el bosque, intente eliminar esta clase de pensamientos concentrándome en encontrar a Armando. Desde donde yo me encontraba se escuchaban los gritos de Cristina llamando a Armando, quizás debía hacer lo mismo pero pensé que si Armando no quería que lo encontráramos tal vez huiría de mi en vez de acudir a mi encuentro, seguí en silencio, mientras más me adentraba en la maleza los gritos de Cristina fueron apangándose, hasta convertirse en un susurro y luego desaparecer, estuve más o menos unos 20 minutos caminando hasta que escuche algo. Me costó identificar el sonido, pero al avanzar un poco mas se hizo evidente de que eran golpes, unos gritos ahogados acompañaban el sonido, no parecía una pelea más bien a alguien le estaban dando una paliza, me deje llevar por el sonido, por suerte siempre había tenido la habilidad de llegar a un sitio guiándome por mis oídos, mis temores se confirmaron… Dos tipos tenían a Armando acorralado contra un muro y lo golpeaban sin cesar.
-QUE LES PASA ANIMALES!! – mi propia valentía me sorprendió – LARGUENSE DEJENLO!!
Un último golpe aterrizo en el ojo de Armando que quedo tendido en el suelo, el otro tipo le saco el dinero y el celular del bolsillo y huyeron.
-Tenemos que llamar a la policía, te robaron! – Me arrodille junto a el
-Déjalos yo se los debía - Al oír esto comprendí que no era un robo si no un ajuste de cuentas
-Estas bien? - Lo ayude a acomodarse.
-Si…Maldita sea mi ojo… - Se coloco la mano en el ojo que ya se le empezaba a hinchar – Como me encontraron?
-Eso no importa… Mira estas todo golpeado, quítate la camisa
-Que!?
-Que te quites la camisa!
-No! Porque!?
-Quiero ver tus heridas
-Porque me quieres ver sin camisa?
-No te quiero ver sin camisa!, solo quiero ver que tan mal estas!
-Claro que no me quieres ver sin camisa – Me estaba haciendo enojar a propósito, de alguna manera le gustaba divertirse haciendo enojar a las chicas a mí y a Cristina nos lo hacía siempre y por cierta parte me alegraba que lo hiciera en ese momento, sin darme cuenta le seguí el juego
-No estúpido es para ver como estas enserio! – Estallo en carcajadas
-Estoy bien tranquila – Dejo de reírse para hablar enserio – Solo serán un par de morados pero tranquila, con cremas se me quitara
-Bien – suspire dándome por vencida con lo de la camisa - Porque te fuiste?
-No lo sé…
-Bueno vámonos – Intente ayudarlo a incorporarse
-No!
-Como que no!? Nos tenemos que ir, Daniel y… – Sería bueno que supiera que Cristina lo estaba buscando? No, no mejor no, si todo esto había pasado era por el problema entre el y Cristina – Daniel también te está buscando.
-Iré en un rato por favor pero ahora no...
Lo mire de arriba abajo, tenía toda la ropa sucia llena de barro, de seguro no se había cambiado desde el tiempo que tenia perdido, de alguna manera parecía victima de sus propios problemas y sentí lastima por él.
-Porque no quieres venir?
-Es… vergonzoso, por favor esperemos un poco más si?
- Pero porque? No te entiendo? – Empezaba a desesperarme
-Es que… – Se quedo en silencio un momento, como organizando lo que iba a decir - no quiero tener que enfrentar lo que viene ahora…
-Pero te va a tocar en cualquier momento – Intente hablar del modo más comprensivo que pudiera sonar, aunque esa clase de cosas no me salían exactamente bien
-Ya se… Pero alarguemos el tiempo un poquito más si?
-Ok – lo ayude a levantarse – Entonces? Que quieres hacer?
-Solo paseemos un rato si? Conversemos – Solté un suspiro de resignación.
-Yo no debería hacer esto sabes?
-Pero... - Esbozo una sonrisa
-Está bien… Vamos. –Otra vez victima de mi falta de voluntad, empecé a caminar y Armando me siguió el paso en silencio, pero primero le envié un mensaje de texto a Daniel y a Cristina diciendo: *Estoy con Armando lo encontré peleando con unos tipos, vamos a conversar un rato den una vuelta o espérenme en el cementerio*.
-Entonces – Inicie la conversación – Te golpearon mucho?
-Más o menos… No debí meterme con esos tipos…
-No debiste meterte con la droga y punto
-Tienes razón – En su voz se notaba un vacio de tristeza
-Lo vas a dejar?
-No – me miro fijamente durante unos segundos… Luego se echo a reír – Es broma… Si lo dejare – Suspire aliviada de que los problemas no hubieran cambiado su sentido del humor.
-Me alegro
-Pero no será fácil – advirtió
-Te ayudaremos
-Eso espero – Volvió a bajar la cabeza, concentrándose en el camino.
-Entonces, se podría saber a dónde vamos?
-A ningún sitio en especial pero si quieres ir a alguna parte vamos
-Como a donde?-Tengo un sitio en mente – me tomo de la mano y empezó a correr, lo seguí lo más rápido que pude intentando no caerme para que no me arrastrara porque de seguro no pararía de correr, nos metimos entre una arboleda espesa, estaba muy oscuro pero Armando parecía estar muy seguro de adonde se dirigía.
 

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