Capitulo contado por Daniel*
Pasaron 3 largas semanas en el hospital, desde que el doctor Morris dijo que debian tenerme bajo observacion durante un tiempo ya que las radiografias habian revelado que la costilla rota me habia perforado peligrosamente y que eso era lo que me provocaba ese ardor en el abdomen que me mantenia despierto durante toda la noche, aparte del dolor tambien era una molestia tener que ir en silla de ruedas a todas partes, y con todas partes me refiero al bano nada mas, el doctor Morris decia que debia evitar hacer muchos esfuerzos del pecho para abajo.
Los dias eran aburridos desde que se acababa la hora de la visita a las 10 pm hasta que terminaban las horas de clases a las 1 pm, era entonces cuando mi dulce nina pecosa aparecia para alegrarme el dia asi fuera trayendome un libro, comida chatarra o solo su presencia, me era suficiente.
Ella venia cada dia para asegurarse de que estaba bien y traerme las tareas, luego ambos haciamos los deberes ayudandonos mutuamente finalmente pasabamos toda la tarde hablando. Ella lograba cuidar de mi mejor que cualquier enfermera del hospital una sola de sus sonrisas me hacia sentir mucho mejor que las mil pastillas que me recetaba el doctor Morris diariamente, Dios mio la amaba tanto! Desde el dia en que la conoci esa noche lluviosa, tal vez fui algo rudo con ella al principio,pero cuando me desperte por completo y me di cuenta de el angel que tenia ante mi, lamente ese error, incluso aun lo lamento. Esa carita no merecia una expresion tan triste y yo haria lo que fuera para mejorar eso, y hasta ahora lo estaba haciendo bien.
Esa manana no fue la excepcion la puerta se abrio para dejar entrar a mi pelucha pecosa, estaba mas hermosa que nunca, llevaba un pantalon blue jean bastante ajustado que dejaba a la vista las hermosas curvas de sus piernas, una camisa de mangas largas de estilo indu abombada color azul con un cinturon marron que se le veia despampanante, y llevaba el cabello recogido en una elegante cola de caballo, y una cascada de cabellos dorados con reflejos color madera caian despreocuoadamente hasta sus caderas.
-Hola – su voz retumbo en mis oidos como el canto de un angel
-Hola – le devolvi el saludo
-Como se ha sentido un mi pelucho – el apodo se habia vuelto mas comun entre nosotros
-Bien pero como siempre me siento mejor cuando tu estas conmigo – me lanzo una sonrisa cautivadora
-Te traigo buenas noticias
-Que paso?
-El doctor Morris dice que ya puedes empezar a desplazarte en muletas
-Eso quiere decir que ya mu puedo largar de aquí?
-No aun no – mi emocion se desvanecio – pero falta poco – me devolvio el animo como solo ella sabia hacerlo
-Que me traes hoy?
-Te traigo poca tarea y musica – Saco el disco de paramore (Riot) ella sabia lo que me gustaba
-Perfecta combinacion – Volvio a sonreir de esa manera encantadora que me erizaba toda la piel
Se saparo de mi un momento y puso el cd en la radio que mi padre me habia traido para que me distrayera en mi estancia en el hospital, luego saco mis libros de geografia y matematica y mis libretas de estas mismas materias, luego saco sus cuadernos tambien.
-Que tenemos hoy en matematica? – pregunte
-Pagina 184 actividades 4 y 5 a,b y c – asenti
Empezamos a hacer nuestras tareas en silencio, de vez en cuando le lanzaba ligeras miradas solo para encontrarme una hermosa vision concentrada en su cuaderno. Aveces me hacia preguntarme si ella sentia por mi lo que yo sentia por ella estaba casi seguro de que talvez yo era un simple romance de jovenes mientras que ella era para mi el amor de mi vida, aunque de un modo egoista me parecia bien siempre que pudiera probar un poco de la escencia de sus labios, cuando estaba a su lado lo unico que queria era tenerla lo mas cerca posible para protegerla de cualquier peligro, incluso estaba feliz de que esta estupidez del hospital me estuviera sucediendo a mi pero si le estuviera sucediendo a ella no me lo perdonaria jamas.
-Termine te falta mucho? – me pregunto
-No, ya termine tambien – el disco llego a su fin y ella se apresuro a remplazarlo por uno de linkin park, luego me quito los libros de encima finalmente se sento a mi lado
-No te gusta estar aquí verdad?
-Para nada – le respondi
-Estoy segura de que caminar un poco te hara mejor
-Como vo… - antes de que pudiera formular la pregunta me respondio
-Ya veras… esperame ya vengo
Segui sus oredenes me levante un poco con las manos para quedar sentado, y espere a ver que sorpresa me traia, dentro de poco llego con una enfermera, la mujer traia con ella unas muletas, y enseguida comprendi y se me dibujo una sonrisa en el rostro
-A donde vamos? – pregunte
-A practicar – respondio ella
Entre las dos mujeres me ayudaron a sentarme con las piernas fuera de la cama, lo primero que senti fue el agudo pinchazo en el abdomen, luego un rapido alivio que me era ya familiar y luego el ardor, Rebecca lo noto
-Estas bien, podemos parar si quieres? – Sonrei cuando me dijo, porque ella estaba mas preocupada por mi salud que yo
-Estoy bien continuemos
Esta vez di un impulso para pararme y la enfermera me sustuvo de pie, el ardor se hizo aun mas intenso pero esta vez senti algo mas, una extrana presion en las piernas, por el largo tiempo sin caminar suponia yo.
-Aquí tienes – Rebecca me entego las muletas, las tome y me mantuve parado solo por un momento sin decir nada y sin moverme, y me senti de nuevo independiente
-Listo vamonos – le hice senas para salir
-Necesitan que los acompane? – Se ofrecio la enfermera
-No gracias estamos bien
-De acuerdo avisenme si necesitan ayuda
Di mis primeros pasos hacia la independencia, haciendo fuerza entre mis piernas y brazos a un paso mas lento que el de los ancianos y me senti apenado de que Rebecca tuviera que mantenerse a mi ritmo, sin embargo a ella parecia no importarle en lo absoluto, se veia mas bien fascinada por mis avances.
Adende vamos? – pregunte acariciando la esperanza de que fuera a algun sitio lejos del hospital
-Ya veras – No era exactamente la respuesta que esperaba
Seguimos caminando en silencio hasta llegar a un sitio que se veia muy bien alumbrado casi como si estuviera en el exterior.
-Cierra los ojos – me pidio
-Me gustaria hacerlo pero me da miedo que vaya a caerme – dije buscando una excusa para arruinar la sorpresa
-Por favor – las esmeraldas de sus ojos me atravesaron, cerre los ojos
-De acuerdo – exclamo con voz triunfadora – ahora camina con cuidado
Segui sus instrucciones hasta que una luz ilumino mis parpados convirtiendo la oscuridad en un ligero rojizo si no hubiera sido por la poca probabilidad hubiera pensado que estaba en el exterior y que esa luz era el sol mismo
-Ok abrelos – Abri mis ojos y descubri que la poca probabilidad no habia vuelto mis ilusiones imposibles, Nos encontramos en un jardin al descubierto lo bastante grande como para sentirme libre, me di media vuelta y descubri que el hospital seguia estando a mis espaldas
-Como es esto posible? – le pregunte aun confundido
-Bueno muy pocos hospitales tienen parques para que sus pacientes caminen pero descubri que este era uno de esos pocos
-Eres lo mejor que me ha pasado! – me encamine hacia ella acelerando un poco mi paso pero una de las muletas se atasco en un hoyo, Rebecca me sostuvo por debajo de los brazos antes de que cayera al suelo, dejandonos en una posicion un poco comprometedora
-Pasa tu brazo por encima de mis hombros – me indico, en esa posicion pude oler la fragancia que desprendian las cataratas de sus cabellos, apoyandome un poco en ella camine hacia unos bancos cercanos, luego de que me sente, busco las muletas y se sento junto a mi – Es buen momento para un descanso – dijo mirando la puesta de sol
-Es lo segundo mas hermoso del mundo – dije intentando hacer un cumplido
-Correccion es lo mas hermoso del mundo
-No mas que tu – me miro y sin decirnos nada, ambos supimos que era momento de un beso – Me gustas – dije despues de nuestros labios se despegaron
-Tu tambien me gustas – lanzo un suspiro de infelicidad
-Que pasa, por que esa cara
-No se si esto sea seguro
-No porque, todo fue culpa del hoyosi la muleta no se hubiera atascado entonces… - no me dejo terminar
-No me refiero a eso, me refiero a tu y yo juntos, no puedo dejar de pensar en lo de Madam Berut
-Crei que ya lo habiamos hablado
-Si pero… - al parecer cambio de opinion – Sabes que tienes razon – Paso sus brazos por detrás de mi espalda y por encima de mi abdomen evitando mis heridas, y yo le pase mi brazo por encima de los hombros manteniendola lo mas cerca de mi posible – Te quiero Daniel, encerio – susurro.
Cerre los ojos, estando alli con ella no me importaba perderme el mas bello de los atardeceres, mirarla a ella todos los dias era mucho mejor que eso, no necesitaba caminar por mi solo cuando sabia que ella seria mi muleta mientras estuvieramos juntos, no me importaba perder todo lo que tenia con tal de que ella no se marchara, La amaba mas de lo que un joven inmaduro hubiera podido amar a una de sus mil novias…
-Yo mas... encerio
martes, 31 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario